Puede mojarse los oídos mi hijo?

 In Oído


Llega el verano, la época en que nuestros niños pasan más horas en el agua, y llega la habitual discusión sobre si se pueden mojar los oídos o hay que tomar alguna precaución.

Claro, ¿quien puede negar que se tomen precauciones con un niño?  Pero hay que ser conscientes de que a veces , según que actitudes adoptemos, podemos afectar su calidad de vida, por lo que hay que sopesar con cuidado si realmente la prevención que queramos aplicar justifica la tensión, el estrés o la frustración  que le podemos provocar con nuestra mejor intención.

En primer lugar, un niño sano puede mojarse los oídos libremente, sin ninguna precaución especifica, tanto en el mar como en piscinas, ríos, etc.

¿Y en casos de oídos enfermos o con algún problema recurrente? Hemos de distinguir la patología que afecta al OÍDO EXTERNO, es decir el conducto auditivo externo, el pabellón auditivo y la capa mas externa del tímpano,  de la que afecta al OÍDO MEDIO, la cavidad ósea que contiene los huesecillos que transmiten el sonido al oído interno y nervio auditivo. La incidencia del agua en ambos casos es diferente.

Empecemos por el OÍDO MEDIO. Aquí también hemos de distinguir entre dos situaciones: tímpano sano o tímpano perforado. En el caso de patología de oído medio con tímpano sano, (en la infancia la más frecuente es la conocida otitis serosa, o “mocos en los oídos”), la  entrada de agua en el oído no afecta, el problema viene por la entrada en la nariz y la posibilidad de que provoque una inflamación de la mucosa nasal que derive al oído por la vía de la Trompa de Eustaquio (la comunicación entre oído y nariz, tan importante en el buen funcionamiento otico). Esta es la razón fundamental por la que recomendamos a los niños afectos, no hacer natación en piscinas en INVIERNO, dada la irritación nasal que produce el cloro y el cambio brusco de temperatura entre el recinto cerrado de la piscina y el exterior que facilita los enfriamientos. En casos de piscinas de ozono o hidrólisis salina evitaríamos el problema del cloro, por lo que tomando la precaución de evitar los cambios ambientales bruscos, podría hacer natación. En VERANO, en piscinas al aire libre, no hay cambios ambientales dentro-fuera, y la afectación por el cloro disminuye, por lo que valorando la salud integral del niño en contraposición al mínimo riesgo, nosotros les dejamos bañar sin ningún impedimento

Un caso interesante es el de la perforación timpánica, ya sea por llevar instalados unos tubos de drenaje o por que el tímpano en si ya esta perforado a consecuencia de alguna patología previa. En el caso de tubos de drenaje, disponemos de modelos que permiten el baño normal con la única limitación de la inmersión más allá de los 2-3 m. de profundidad. Hace muchos años que los usamos, y la experiencia nos permite confirmar plenamente esta idea: con drenajes metálicos (oro, platino,…) el niño se baña normalmente!!!

Otro caso se produce cuando existe una perforación timpánica: si hay una entrada de agua, esta puede alcanzar el interior de la caja timpánica, que originariamente no está preparada para recibirla, y con frecuencia reacciona con una inflamación que fácilmente se reinfecta provocando una otitis supurada. En este caso siempre hemos recomendado la protección con un tapón de silicona hecho a medida (los audioprotesistas son expertos en su fabricación); pero la experiencia nos ha enseñado que no siempre es así: tenemos pacientes de todas las edades que se bañan libremente, incluso los más avezados haciendo incluso inmersión, sin sufrir ninguna consecuencia. En la literatura aparecen algunas publicaciones que confirman esta impresión, por lo que recomendamos a nuestros pacientes que se bañen con precaución pero que exploren sus propios límites mediante la fórmula ensayo-resultado.

 

En lo referente al OÍDO EXTERNO lo más frecuente es la aparición de otitis externas bacterianas o fúngicas, típicas del verano, producidas por la persistencia de humedad en el conducto que macera la piel y facilita su sobreinfección por cualquier maniobra de rascado, manipulación, etc. La prevención se basa en tapones a medida o acciones de secado al acabar el baño, con una solución secante y antiséptica (alcohol boricado o ácido acético) o con aire caliente (secador de pelo).

 

En definitiva creemos que antes de prohibir la natación a un niño en verano o condenarlo a bañarse cada día con tapones, hay que calibrar junto a un especialista ORL , si realmente es necesario; a veces es peor el remedio que la enfermedad.