La afonía en el niño. Qué debemos hacer?
Una consulta muy frecuente en nuestro centro es la del niño que sufre afonía. El término «afonía» se refiere a la falta o ausencia de voz; por eso a los otorrinos nos gusta más usar la palabra «disfonía», es decir, trastorno de voz.
Cuando hablamos de disfonía debemos diferenciar la disfonía aguda, en relación a un catarro, de la disfonía crónica. La primera es un síntoma más dentro un cuadro agudo, generalmente vírico, que provoca inflamación de las cuerdas vocales, banal y que se resuelve en pocos días. La segunda es la que suele traducir un problema más importante en el funcionamiento de las mismas; ésta es la que necesita ser valorada por un especialista.
A excepción de algunos rarísimos casos en los que puede haber algún tipo de malformación congénita en las cuerdas vocales, la gran mayoría de niños que sufren disfonía crónica suelen tener el mismo problema. Son niños que tienen una disfonía fluctuante, que empeora en época escolar y mejora durante las vacaciones; suelen llevar años con el problema y muchas veces pasa desapercibido incluso para la familia. Tanto es así que en ocasiones es en la escuela donde se avisa a los padres de que el niño tiene «una voz rara». A veces el problema es más llamativo, y son los padres los que consultan con el pediatra porque su hijo a veces pierde la voz y debe hacer esfuerzos para que se le oiga claro.
El problema que tienen estos niños es que utilizan mal las cuerdas vocales, es decir, tienen un técnica de fonación (emisión del sonido) incorrecta. La fonación es un complejo mecanismo fisiológico en el que intervienen diferentes músculos de la garganta y del cuello y que se ve muy influenciado por la respiración. Cuando este mecanismo se realiza de forma incorrecta aparece la disfonía. A medida que van pasando los años, si no se corrige, aparecen una lesiones inflamatorias en las cuerdas vocales que son los famosos «nódulos». Los nódulos, por tanto, son una consecuencia de la mala técnica vocal y por tanto no son el principal causante de la disfonía; aunque es verdad que en el momento en que aparecen, la calidad de la voz todavía empeora más porque a su vez entorpecen el correcto funcionamiento de las cuerdas.
Por lo tanto, que hacemos ante un niño con disfonía crónica? Lo primero es explorar sus cuerdas vocales (laringoscopia) mediante una pequeña cámara que se introduce por la nariz o por la boca. En función de los hallazgos de la exploración y la valoración del problema con los padres y el propio niño, recomendaremos reeducación vocal (foniatría). Es excepcional que el problema necesite de una intervención quirúrgica.
Todos los niños necesitan foniatría? No. Sabemos que muchos mejorarán espontáneamente a medida que crezcan y cuando lleguen a la pubertad; por tanto, si el problema es leve no hay necesidad de hacer tratamiento. La recomendación viene dada en aquellos casos en los que la disfonía es más severa y el niño pierde la voz frecuentemente. En estos casos el tratamiento reeducador realmente es muy eficaz, aunque costoso en tiempo, dinero y logística familiar.
Un apunte: qué diferencia hay entre foniatría y logopedia? La logopedia es la disciplina que trata los problemas funcionales de las vías aerodigestivas superiores (voz, deglución, articulación de las palabras, respiración, etc.). La foniatría es un disciplina dentro de la logopedia que trata únicamente los trastornos de voz. En realidad los logopedas hacen foniatría (reeducación vocal) para el tratamiento de las disfonías.